

El tresporte d´anguañu nun necesita comentariu: xunir el coche y a correr.
En Cast: Como bien decía el sábado (ver aquí) Bernardo Busto, amigo y mejor Maestro donde los haya (¡Gonzalín espabila!), los bajos de los horreos son auténticos museos -copiando el título del gran disco de Nuberu- de la Asturias de ayer y hoy. Bajo uno de la bonita aldea de montaña tevergana de Sobrevilla, pudimos admirar un método de transporte actual y otro de antaño. El de antaño: era una especie de trineo que se arrastraba para acceder con la carga a lugares donde los carros no podían, sobre todo en lugares de montaña. Cuando la estructura estaba hecha de practicamente sólo el trineo se llamaban rametos, empleados para acarrear leña principalmente. Si se añadían unas estructuras parecidas a una escalera de madera, los estelos, se llamaba ramu y servía para transportar hierba, que quedaba sujetada por los estelos. Si lo que se añadía era un cesto, por lo general de varas de avellano como el de la foto, el nombre variaba mucho dependiendo de la zona (carretu, carreta, carreña, carriella, basnu, barnetu, basón o abasón) y también algo el diseño. Su utilidad pasaba a ser el transporte de estiércol, tierra, piedra...cosas que necesitaran más cierre, logrado por la esquirpia, zardu o sardu, que así de estas formas puede llamarse a la pared de varas de avellano que forman el cesto. El transporte actual no necesita comentario: unir al coche y a correr.
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