En Cast: Hay veces que una especie desaparece sin que casi nos demos cuenta. Los mastines fueron la mejor defensa de los pastores ante los ataques de los lobos a los rebaños. Cuando el gran depredador carnívoro comenzó a escasear, también el fiel perro guardián (por eso lo de Cancerbero), poco necesario ya, se convirtió en una reliquia del pasado. Con el repunte de los lobos y la escasez de pastores que cuiden el ganado, la estampa del mastín vuelve a verse cada vez con más frecuencia en nuestros montes. También, gracias a organizaciones que piensan que hay que desarrollar métodos tradicionales de manejo de los rebaños antes de liarse a tiros con los predadores. El domingo, en Banoria (Cabrales), logramos que esta mastina que cuidaba unas ovejas posara para Asturies Irredenta enseñando la carranca: el collar de cuero y pinchos que se les coloca para protegerlos de los mordiscos de los atacantes en el cuello, su punto más débil. Bueno, mas bien lo logró mi mujer, a la que se le dan bien los perros: como me hizo notar Inés, la perra desconfiaba del palo de avellano que llevo al monte y yo, que ya tengo alguna marca de otras experiencias, desconfiaba de sus gruñidos asi que guardamos una mutua y prudente distancia, por lo que a tirar de zoom óptico cerca de algún árbol, que nunca se sabe.
jueves, 6 de agosto de 2009
La torna del Cancerbero
En Cast: Hay veces que una especie desaparece sin que casi nos demos cuenta. Los mastines fueron la mejor defensa de los pastores ante los ataques de los lobos a los rebaños. Cuando el gran depredador carnívoro comenzó a escasear, también el fiel perro guardián (por eso lo de Cancerbero), poco necesario ya, se convirtió en una reliquia del pasado. Con el repunte de los lobos y la escasez de pastores que cuiden el ganado, la estampa del mastín vuelve a verse cada vez con más frecuencia en nuestros montes. También, gracias a organizaciones que piensan que hay que desarrollar métodos tradicionales de manejo de los rebaños antes de liarse a tiros con los predadores. El domingo, en Banoria (Cabrales), logramos que esta mastina que cuidaba unas ovejas posara para Asturies Irredenta enseñando la carranca: el collar de cuero y pinchos que se les coloca para protegerlos de los mordiscos de los atacantes en el cuello, su punto más débil. Bueno, mas bien lo logró mi mujer, a la que se le dan bien los perros: como me hizo notar Inés, la perra desconfiaba del palo de avellano que llevo al monte y yo, que ya tengo alguna marca de otras experiencias, desconfiaba de sus gruñidos asi que guardamos una mutua y prudente distancia, por lo que a tirar de zoom óptico cerca de algún árbol, que nunca se sabe.
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4 comentarios:
Vaya "güevos" la tu muyer, a mi tampoco faenme gracia los perros pol monte. Nun tuve nenguna mala experiencia, pero meyor no acercase a lo que guarden.
Pero como dices ye bono, que se recuperen les artes tradicionales
Bel_ga_rion
Tando yo hai años caleyando per Somiedu entamó a lladrame un mastín, allarribones, que curiaba del ganáu. Foi baxando pacia onde yo taba y yo a tremar de mieu porque taba solu y nun había naide más na contorna. Cuando llegó a mi, fale-y despacín y amigablemente, él púnxose delantre y guióme un chachu nel camín hasta alloñame de onde taba'l ganáu y dempués tornó pa con él. Nobleza ya intelixencia n'estáu puru.
Pues como diz Xanu, el secretu debe ser esi: elli fala-y dispacín y pon-y mimos, lluego pasa-y la mano y ya ta, nun fae más. A mi debe ser pol palu que yos da mieu, entós arrástrolu al caminar y paez que calmen un pocu, pero sore tou: nun dayos la espalda, que los problemas que tuvi fueren por eso, de frente ná pero encuantes di la vuelta, ñaca. Un saludu a los dos y gracies por facer comuña:
Toño
Ú ye Banoria, ¿nun sedra Berodia?
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